LAS ORDENES MILITARES:
Las Cruzadas de Oriente y el nacimiento de las Ordenes Militares.
En la Edad Media, el peregrinaje a Tierra Santa constituía una práctica muy arraigada en la Cristiandad, como medio de satisfacción de culpas o cumplimiento de un voto. La veneración de los Santos Lugares, que Cristo había honrado con su vida y pasión atraía a gentes de todo el mundo dispuestas a encontrarse con toda clase de peligros en su camino.
Los peregrinos al regresar a sus lugares de origen recargaban con abundantes tintas negras los relatos de sus penalidades, pero el golpe decisivo que conmocionó a Europa, generando el clima adecuado para la predicación de las cruzadas, fue la noticia de que los turcos habían tomado Jerusalén.
La utilización de las armas en defensa de la Iglesia constituía un idea firmemente arraigada en la Cristiandad. Las recompensas espirituales prometidas a los que “tomaran la cruz” y participaran en la conquista de Jerusalén contribuyeron a enardecer los ánimos.
A partir del Papa Alejandro II se
alentó a los príncipes cristianos a participar en la reconquista española
proyectando de manera especial un interés por la Reconquista de la Península
Ibérica. En la segunda mitad de siglo XI caballeros ultrapirenaicos hicieron
acto de presencia en tierras catalanas, aragonesas y castellanas, escenario
para su entrenamiento par la Gran Cruzada Oriental.
En los Reinos de la Península Ibérica
su misión se singularizó respecto al resto de los países de Occidente, ya que
los Pontífices consideraron a la Reconquista española como una cruzada. En
respuesta a su colaboración, los monarcas hispanos, pero muy especial los
aragoneses por las circunstancias especiales que acaecieron tras la muerte de
Alfonso I el Batallador, les otorgaron grandes inmunidades y numerosas
concesiones de fortalezas y tierras. Este Rey
hizo testamento a favor de las Ordenes Militares. El 16 de Septiembre de
1140 Guillermo I, patriarca de Jerusalén, renunciaba a la herencia de a cambio de bienes.
Alfonso I el Batallador |
Por otra parte, los Papas alentaban la
Reconquista española, confiriéndole unos imperativos religiosos, elevándola a
la categoría de cruzada. Treinta años de que Urbano II predicara en Clermont la
Primera Cruzada a Palestina, Alejandro II hizo saber que concedía la remisión
de los pecados a quienes acudieran a combatir a los musulmanes en España.
La equiparación entre la reconquista aragonesa y la cruzada oriental fue
ante todo obra de Alfonso I el Batallador, todas sus empresas bélicas estuvieron
teñidas de religiosidad y obedecían a un mismo ideario
Bibliografía:
Elena Piedrafita Pérez
Bibliografía:
Elena Piedrafita Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.